Los directores se desesperaban. Siempre llegaba tarde a los rodajes. Su actitud costó millones de dólares a los estudios. Pero era Marilyn Monroe, una de las actrices más icónicas del planeta, fallecida a los 36 años hace seis décadas. Su madre padeció esquizofrenia paranoide, se dice que sufrió abusos sexuales de pequeña y empezó a abrirse camino en Hollywood practicando el casting couch (acostarse con hombres poderosos).
Casada con Joe DiMaggio y Arthur Miller, amante de Toni Curtis, Marlon Brando y de John y Robert Kennedy con los que compartió secretos de estado y vinculación con la mafia y con fuertes desequilibrios mentales, la Monroe protagonizó algunos de los filmes más icónicos del cine, Los caballeros las prefieren rubias (1953) o Con faldas y a lo loco (1959). Su muerte sigue siendo un misterio, aunque la autopsia reveló que fue debido a una sobredosis de barbitúricos.
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